domingo, 9 de enero de 2011

Claro que se puede!... Por: Luis Vicente León.. Analista... Interesante para reflexionar

La experiencia mundial indica que no es cierto que sea imposible ganarle a un concentrador de poder y recursos. Tampoco es verdad que la única manera de lograrlo sea a través del conflicto. Basta con conocer las experiencias de lucha contra el Apartheid, la independencia India, la salida de Pinochet o incluso la salida del PRI mexicano para entender que hay muchas vías alternativas para luchar en desventaja de fuerzas dentro de la democracia. Después de todo, la violencia no es la solución del problema... sino el problema a solucionar.

Lo que sí es verdad es que nadie ha sido exitoso en esa lucha sin construir una mayoría contundente contra el abusador. Han fracaso quienes no han tejido redes nacionales, más allá de las grandes ciudades, donde se genera la comunicación, la acción y la resistencia democrática. No lo han logrado quienes no entienden que es indispensable la participación directa de la población, pues después de todo, sólo ella, haciendo lo que está al alcance de sus capacidades y posibilidades, tiene la fuerza de provocar el cambio. Tampoco lo han logrado quienes han querido sustituir el trabajo político cara a cara por un micrófono, local o extranjero, en el que sólo pueden amplificar el vacío. Obviamente que los medios son relevantes para masificar mensajes, para señalar los problemas y sus responsables y para motivar a la población a participar políticamente, pero es siempre un complemento útil y nunca un sustituto del trabajo político cara a cara, y es un vehículo para un mensaje y una idea y no para un deseo de poder.
No lo han logrado tampoco quienes no entienden la fuerza de su adversario y pretenden vender la idea de que "esto es insostenible", independientemente de que se rasquen la barriga en tu casa, pues después de todo "es como un mango piche que ya no aguanta ni un vientito". ¡Qué bríos!
Lo han logrado en cambio quienes ayudaron a las masas a descubrir cuál es el problema y quién el responsable. Los que enseñaron y motivaron a la gente a no callar en su barrio frente a la inflación que se los come; a protestar airadamente en un hospital donde ruletean a sus enfermos; a mostrar su descontento en una cola gigante para comprar comida; a expresarse contra el estado de sus escuelas, sin techo y sin maestros; a mostrar su descontento por la suspensión de las clases que deja a sus hijos en la calle por semanas mientras el Gobierno prepara un nuevo show mediático electoral, o a defender su puesto de trabajo frente a una expropiación insólita que sólo produce deterioro y pobreza. Es esa sociedad que no se calla en el barrio por donde corre la porquería y matan a sus hijos mientras un "actor de teatro político" les pide sacrificios a ellos para mantenerlo a él en el poder por siempre.
Y, finalmente, sólo lo han logrado pueblos que han contado con grupos de líderes que han entendido que no están en una lucha convencional. Que hay riesgos involucrados que comprometen su confort, sus familias, sus propiedades y a veces sus vidas. El éxito siempre es de la sociedad en su conjunto defendiendo sus derechos y comprometida con el cambio, pero también es cierto que ese proceso social ha estado liderado por hombres y mujeres que no están dispuestos a ceder cuando los persigan (y los van a perseguir) sino a enfrentar los retos que les tocó asumir, con los costos inherentes a ello.
Sólo cuando la mayoría está: 1) informada a través de medios masivos, trabajo político directo, boca a boca de la comunidad, instituciones formales e informales, mensajes de texto, redes sociales y hasta volantes caseros; 2) comprometida al entender que se juega su derecho a ser libre y feliz, y 3) motivada a ser parte activa de la solución del problema... entonces se ha logrado el éxito... la mayoría de las veces... en democracia.

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